Saturday, December 11, 2010

Obrero Aprovado

El texto abajo fue retirado del blog del Obispo Julio Freitas.


¿Cual es la diferencia entre el obrero que recibió el apruebo de Dios y el que no lo recibió?  ¿Será su postura? ¿Su actitud? ¿O será un conjunto de requisitos que deben de ser constantemente vigilados?  Reflexionemos sobre este asunto...
¿Cuándo se es aprobado?  Cuando no hay motivos que avergüencen a Dios.  Lo que caracteriza los siervos de Dios es el enorme deseo de hacer la voluntad del Señor.  Más no hay siervo de Dios cuando no hay Señor.  Por tanto, hay que obedecer la Palabra de Dios y hacerlo siempre de corazón (placer, alegría). 
1.   Gana almas: El obrero aprobado tiene sed de evangelizar, pues es la obra mayor, tanto dentro como fuera de la Iglesia.  Dios lo llamo para hacer Su obra y anunciar Su evangelio a todas las personas, que aun no fueron alcanzadas por Su amor.
2.   Es un ejemplo para seguir: Como el obrero es cristiano, tiene la responsabilidad de presentar buen testimonio; no solamente en la Iglesia, más, principalmente, delante de su familia y todos que lo rodean.  El buen testimonio del obrero mata las malas lenguas, los calumniadores y las obras del diablo.  Puesto que, el obrero esta bajo la observación de las personas, debiendo ser, como dijo el Señor Jesús, la sal de la tierra, porque la sal, además de dar sabor y conservar, también esteriliza.  El obrero por su testimonio conserva la gloria, el poder y el amor de Dios.  Y su conducta despierta el deseo en las personas para conocer Jesucristo.
3.   Es siervo, que también se traduce en fiel: El obrero necesita tener el deseo de servir en su corazón, pues el siervo que no tiene dominio ni control de su vida, porque no vive para su propio beneficio y si para el Señor Jesús.  El verdadero siervo no se olvida que su único derecho es servir, e, incluso, después de haberlo hecho todo, considerarse un siervo inútil. 
No falta en sus compromisos con nadie (llegar atrasado al trabajo, inventar una disculpa, no hacer sus deberes, no aceptar órdenes); ni con Dios (cumple su escala, participa en las reuniones de obrero y en la búsqueda del Espíritu Santo); nunca se olvida de sus ofrendas y es fiel en los diezmos.
4.   Es corajoso: El obrero nacido del Espíritu nunca se desespera delante de las dificultades y de los desafíos, porque tiene firmeza de ánimo, es determinado, perseverante y paciente.  Busca fuerzas en Dios y no en su propia capacidad o sabiduría.
5.   Se santifica: El obrero santificado lucha para que su corazón este vacío de todo aquello que pueda ocupar el lugar de Dios.  Es necesario vigilar y ocupar su mente con que la santificación ocupe sus pensamientos, conversaciones, acciones y compañías.  Es la separación no solamente del pecado, mas también de todo aquello que en exceso lo pueda desviar del Espíritu.
6.   Tiene temor: El temor lo hace actuar en contra del pecado en todo momento, este donde este, tiene la conciencia de que Dios lo ve, y por eso, anda en rectitud.
7.   Hace la diferencia: El obrero debe vivir una vida de consagración y de entrega, eso acontece cuando ayuna, ora, se dedica a la lectura y al conocimiento de la Palabra de Dios, está en las vigilias, trabajo de evangelización, visitas… Cuanto mayor es la entrega, mayor es la actuación de Dios.  Cuanto menor es la entrega, menor es la acción de Dios.  Debe tener alegría, placer y contentarse en aquello que hace o que le fue solicitado para hacer.  Sin satisfacción, todo lo que sea hecho pierde valor.  Mas la gloria siempre será de Dios. 
8.   No da disculpas: El obrero necesita de tener dentro de sí un espíritu de disposición y de ánimo.  Es estar preparado para todas las solicitaciones que aparezcan (una llamada de última hora, vigilias, evangelizaciones, visitas, reuniones especiales, limpieza).  El obrero disponible, no está limitado a estar en algunas reuniones, por el contrario, esta siempre dispuesto, diciendo: ‘puede contar conmigo’.
9.   Sacrifica: El sacrificio es esencial para la fe cristiana.  Jesús dice que si la persona no está preparada para dejar (sacrificar) todo lo que tiene, hasta su propia, no puede ser Su discípulo (Lucas 14:26-36).  El obrero debe sacrificar ciertas comodidades y sus propios deseos en su beneficio y de la obra de Dios.
Por su siervo en Cristo, Obispo Julio Freitas